No leas mas la Biblia, de la forma en la que la lees, amala
Salmos 119:97-106 PDT
Salmos 119:97-106 PDT
Mem
97 ¡Cuánto amo
tu enseñanza!
La estudio todo el tiempo.
98 Tu mandamiento siempre está conmigo;
me hace ser más sabio que mis enemigos.
99 Tú me has hecho aun más sabio que todos mis maestros
porque siempre medito en tus requisitos.
100 Soy más sabio que los ancianos
porque obedezco tus instrucciones.
101 Me alejo del camino del mal
para poder obedecer tus mandatos.
102 Nunca doy la espalda a tus órdenes
porque tú me las enseñaste.
103 Tu palabra es dulce a mi paladar,
más que la miel en mi boca.
104 Rechazo la mentira
porque tus enseñanzas me hacen sabio.
La estudio todo el tiempo.
98 Tu mandamiento siempre está conmigo;
me hace ser más sabio que mis enemigos.
99 Tú me has hecho aun más sabio que todos mis maestros
porque siempre medito en tus requisitos.
100 Soy más sabio que los ancianos
porque obedezco tus instrucciones.
101 Me alejo del camino del mal
para poder obedecer tus mandatos.
102 Nunca doy la espalda a tus órdenes
porque tú me las enseñaste.
103 Tu palabra es dulce a mi paladar,
más que la miel en mi boca.
104 Rechazo la mentira
porque tus enseñanzas me hacen sabio.
Nun
105 Tu palabra es lámpara que guía mis pasos;
luz que alumbra mi camino.
106 Yo juré obedecer tus justas órdenes
y siempre cumpliré mi juramento.
luz que alumbra mi camino.
106 Yo juré obedecer tus justas órdenes
y siempre cumpliré mi juramento.
¿Cómo puedo amar la Palabra de Dios?
¿Cómo puedo alcanzar sabiduría y discernimiento?
El salmista nos da una respuesta clara a estas preguntas: él
nos muestra la estrecha relación de su amor por la Ley de Dios y la meditación.
La sabiduría y el discernimiento son frutos de mantener su mente ocupada con
los Estatutos de Dios. Y es bueno
aclarar que él no se limita con decir que pensaba en las cosas de Dios, o que
pasaba tiempo con otros creyentes, ni siquiera que estaba ocupándose de las
cosas de Dios todo el día. Todas esas cosas son buenas en sí pero se pueden
convertir en sustitutos de lo más importante, aquí él está hablando de meditar la misma Palabra de Dios, estudiarla,
repetirla, considerarla, pensar en ella.
En estos días tan acelerados tenemos que ser muy
intencionales para estudiar la Palabra de Dios, no esperes tener el escenario
perfecto, sin ruido ni distracciones. Anota en una libreta ese versículo esa
promesa, ese pasaje que habla del carácter de Dios, quizás aquello que te
confronta con tu pecado y llévalo contigo durante el día, léelo, memorízalo,
conviértelo en tu oración o tu adoración.
¡Que Dios te bendiga!
Einar Zelaya