LA ORACIÓN MI MEJOR INVERSIÓN
“En
una relación de amor no hay obligación, solo un deseo profundo de agradar”
¿Has hecho alguna vez una buena
inversión, que hasta el día de hoy te da placer recordar? Puede ser tiempo en
estudios, en una relación de pareja, dinero en un negocio, o en crear algo, la
verdad es que todos en algún momento hemos dedicado tiempo a algo de lo que no
nos arrepentimos para nada, al contrario esa buena inversión nos satisface y
nos da alegría. Si invertir en algo que se acabará un día nos trae alegría,
imagina el gozo eterno que tendremos si decidimos invertirnos a la oración.
Querido amigo “No hay mejor inversión que aquella que produce vida”. Jesús era
alguien dedicado, invertía muchas horas a la oración:
En esos días, Jesús se fue a un cerro a
orar. Pasó toda la noche en oración con Dios. 13 Al amanecer llamó a sus
seguidores, eligió a doce de ellos y los llamó apóstoles
Lucas
6:12-13
Jesús oro por largas horas esa noche,
pero los resultados fueron, claridad para elegir, dirección, guía. La sabia
elección de Jesús, tras una noche entera de oración trajo a nosotros “vida”
pues también podría decirse que los cristianos de hoy somos fruto del trabajo
de los apóstoles en el primer siglo.
Nuestras acciones y nuestro tiempo donde
quiera que los invirtamos, van a traer un fruto como recompensa “para bien o
para mal”. Y es que eso es lo grandioso de invertir en el espíritu porque
cosecharemos frutos espirituales:
Quienes siembran únicamente para
complacerse a sí mismos sólo cosecharán de ello la destrucción. Pero el que
siembra para agradar al Espíritu, cosechará la vida eterna.
Gálatas
6:8
El termino invertir tiene una
connotación con la palabra confianza “yo invierto porque confió en…” y en este
sentido los que ponen su confianza en cosas terrenales obtendrán cosas
terrenales, pero los que confían (invierten) en cosas espirituales obtendrán la
vida eterna.
Algunos invierten tiempo, trabajo y
esfuerzo que les darán cierta comodidad temporal, como cristianos nuestro
trabajo no es acumular riquezas en este mundo, sino más bien en el cielo como
indica Pablo a Timoteo “Diles que hagan
el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den con alegría y que estén
dispuestos a compartir. 1 Timoteo 6:17”
Con nada hemos venido al mundo y con nada
nos iremos, solo nos queda la satisfacción de haber hecho un buen trabajo aquí
en la tierra que rindió “frutos de vida eterna”. Una oración elevada para la salvación
de alguien, es una semilla que se siembra en el corazón de Dios y que en algún momento
dará “fruto de vida”:
No amontonen riquezas aquí en la tierra,
donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones
entran a robar. 20 Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no
destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar.
Mateo
6:19-20
Oremos específicamente por alguien,
invirtamos tiempo en oraciones específicas diariamente, detente a pensar; si tú
vas al cielo para la eternidad ¿Acaso no deseas estar con las personas que más
amas en el mundo? Tus hijos, tu esposa(o) tu padre o tu madre, tus hermanos,
tus tíos, primos, abuelos, tus amigos, etc. ¡Todos ellos! Teneos que
invertirnos por ellos en la oración. Si no dejamos de orar así en algún momento
veremos resultados:
Así que no nos cansemos de hacer el
bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos
por vencidos.
Gálatas
6:9
¡Dios
te bendiga!
Einar
Zelaya G.
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