DÍA 18



LA ORACIÓN MI MEJOR INVERSIÓN

“En una relación de amor no hay obligación, solo un deseo profundo de agradar”

¿Has hecho alguna vez una buena inversión, que hasta el día de hoy te da placer recordar? Puede ser tiempo en estudios, en una relación de pareja, dinero en un negocio, o en crear algo, la verdad es que todos en algún momento hemos dedicado tiempo a algo de lo que no nos arrepentimos para nada, al contrario esa buena inversión nos satisface y nos da alegría. Si invertir en algo que se acabará un día nos trae alegría, imagina el gozo eterno que tendremos si decidimos invertirnos a la oración. Querido amigo “No hay mejor inversión que aquella que produce vida”. Jesús era alguien dedicado, invertía muchas horas a la oración: 

En esos días, Jesús se fue a un cerro a orar. Pasó toda la noche en oración con Dios. 13 Al amanecer llamó a sus seguidores, eligió a doce de ellos y los llamó apóstoles
Lucas 6:12-13

Jesús oro por largas horas esa noche, pero los resultados fueron, claridad para elegir, dirección, guía. La sabia elección de Jesús, tras una noche entera de oración trajo a nosotros “vida” pues también podría decirse que los cristianos de hoy somos fruto del trabajo de los apóstoles en el primer siglo.

Nuestras acciones y nuestro tiempo donde quiera que los invirtamos, van a traer un fruto como recompensa “para bien o para mal”. Y es que eso es lo grandioso de invertir en el espíritu porque cosecharemos frutos espirituales:

Quienes siembran únicamente para complacerse a sí mismos sólo cosecharán de ello la destrucción. Pero el que siembra para agradar al Espíritu, cosechará la vida eterna.
Gálatas 6:8

El termino invertir tiene una connotación con la palabra confianza “yo invierto porque confió en…” y en este sentido los que ponen su confianza en cosas terrenales obtendrán cosas terrenales, pero los que confían (invierten) en cosas espirituales obtendrán la vida eterna.

Algunos invierten tiempo, trabajo y esfuerzo que les darán cierta comodidad temporal, como cristianos nuestro trabajo no es acumular riquezas en este mundo, sino más bien en el cielo como indica Pablo a Timoteo “Diles que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den con alegría y que estén dispuestos a compartir. 1 Timoteo 6:17

Con nada hemos venido al mundo y con nada nos iremos, solo nos queda la satisfacción de haber hecho un buen trabajo aquí en la tierra que rindió “frutos de vida eterna”. Una oración elevada para la salvación de alguien, es una semilla que se siembra en el corazón de Dios y que en algún momento dará  “fruto de vida”:    

No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. 20 Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar.
Mateo 6:19-20

Oremos específicamente por alguien, invirtamos tiempo en oraciones específicas diariamente, detente a pensar; si tú vas al cielo para la eternidad ¿Acaso no deseas estar con las personas que más amas en el mundo? Tus hijos, tu esposa(o) tu padre o tu madre, tus hermanos, tus tíos, primos, abuelos, tus amigos, etc. ¡Todos ellos! Teneos que invertirnos por ellos en la oración. Si no dejamos de orar así en algún momento veremos resultados:  

Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos.
Gálatas 6:9

¡Dios te bendiga!
Einar Zelaya G.


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